Quedé maravillada con esta peli, para mi gran sorpresa. Maravillada, deslumbrada, anonadada. Cuando leí el nombre de MAD MAX: FURY ROAD entre las pelis nominadas a Mejor Película, y debido a ciertos pre conceptos y pre juzgamientos míos con respecto al cine comercial, quería saber qué estaba haciendo ahí, por qué la nominaron, qué ofrecía esta peli de interesante para estar candidata en semejante categoría. Pero todo el poderío impactante de su obra me tapó la boca y me dejó mega #mudis. A juzgar por su lenguaje adrenalínico y el ritmo infernal del filme, que casi no nos deja respirar, podríamos asegurar que la peli está dirigida por un pendejo de 25 años, no por un señor mayor de 70. Y es justamente esa proeza la joya más preciada de esta peli: el magistral trabajo de Dirección, que se sostiene no tanto en la complejidad del guión ni en la dirección actoral, sino en una apoteósica puesta en escena, hermosamente coral, estéticamente teatral, escencialmente griega, gloriosamente épica, musicalmente operística, y hasta con toques de una Road Movie, por momentos. No busca ser reflexiva, ni conmovedora, pero de igual manera nos hace reflexionar y nos conmueve. El trabajo impecable de la Dirección de Arte así como la maravillosa Fotografía, el genial laburo de Vestuario y Maquillaje y lo imponente del sonido y los efectos visuales son una trompada cinematográfica de superlatividad. El melancólico desierto en un clima post apocalíptico y futurista, con exceso de fuego y falta de agua, son algunos detalles visuales que hacen que nos preguntemos a cuánto tiempo estamos de vivir esa realidad, en un mundo dominado por los desastres climáticos y las catástrofes ambientales. Si bien las anteriores pelis de la saga Mad Max eran bastante machistas en su esencia, esta entrega es bastante feminista. Y esa decisión, pese a que estamos en el 2016, es de lo más valiente, ya que se trata de una obra filmica que representa un ícono para el Cine de Acción y Aventuras, géneros casi siempre dominados por autores, narradores e intérpretes masculinos. Como en la mitología nórdica y en la mitología griega, aquí las mujeres representan la fertilidad, la fecundidad y la fuerza arrolladora que mantiene la supervivencia en un mundo lleno de violencia e injusticia, que no deja ni permite ninguna oportunidad al amor. El elenco está super y Tom Hardy está bien, pero se encuentra muy lejos del nivel de excelencia actoral que nos brindó en The Revenant. Esta vez, toda la carga dramática recae sobre Charlize Theron, deslumbrante, intensa, sobria y sensitiva. Charlize es Furiosa, una heroína griega con todas las letras, en busca de redención, de salvación y de la verde y esperanzadora tierra prometida. La Imperatora Furiosa es el alma mater de la historia y la actuación de Charlize es un manjar para la cámara y para el universo de la actuación. Hasta ahora no entiendo por qué no la nominaron a Mejor Actriz Principal. De igual manera, el que debería ganar sí o sí el Oscar por esta peli es el Director, George Miller, australiano y avant garde de pura cepa. Sería extremadamente justo y necesario premiar a un Director tan innovador y tan versátil, responsable de títulos tan variados como las tres primeras Mad Max, Las Brujas de Eastwick, El aceite de Lorenzo, Babe el chanchito valiente y Happy Feet. Mad Max: Fury Road no es una obra de autor pero cumple de manera magistral el propósito de toda obra cinematográfica que se basa en el entretenimiento puro. El cine es arte, el cine es cultura, pero, por sobre todo, el cine también es entretenimiento. Siempre.
(Publicado en mi perfil de Facebook el 18 de febrero a las 11:14 hs.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario