jueves, 28 de septiembre de 2017

BUENA HISTORIA QUE SE DISUELVE EN CURSILERÍA - La Letra Escarlata de Roland Joffé #LasCríticasDeCineDeJorgeAiguadé


LA LETRA ESCARLATA (The Scarlet Letter). Drama. Estados Unidos. 1995. Producida y dirigida por Roland Joffé. Con Demi Moore, Gary Oldman, Robert Duvall, Lisa Jolliff-Andoh, Edward Hardwicke, Robert Prosky, Roy Dotrice y Joan Plowright. Guión de Douglas Day Stewart. Fotografía de Alex Thompson. Música de Elmer Bernstein. Diseño de Vestuario de Gabriella Pescucci. Diseño de producción de Roy Walke. Producción de Andrew Vajna. 132 minutos, color. En los cines del Mall Excelsior y Shopping del Sol.



Roland Joffé (el director de Los gritos del silencio, La Misión y La Ciudad de la Alegría) se defiende de los ataques de la crítica, que se ha cebado con su filme, aduciendo que "la sociedad de EE.UU. se ha visto reflejada en la película, porque los temas que aborda, como la intolerancia y la hipocresía, siguen existiendo hoy, y eso les da pánico" y que "la intolerancia e hipocresía que dominaba la sociedad puritana de los colonos americanos del siglo XVII se mantiene hoy intacta".

Sin duda, esto debe de ser verdad, más aún en estos tiempos de furioso neoconservadurismo en la sociedad norteamericana. Pero hay que admitir, viendo La Letra Escarlata, que así como ella cuestiona el puritanismo moral y la hipocresía, también cae y, bastante abiertamente, en la cursilería sentimental y recurre a soluciones fáciles para desencadenar su enredo y llegar al desenlace deseado.

Esta debe ser la enésima versión cinematográfica de la novela -todo un clásico de la literatura norteamericana del siglo XIX- de Nathaniel Hawthorne, pero Joffé ha hecho algunos cambios (su versión es una adaptación libre, aclara) a fin de adaptar la historia a los tiempos modernos, sobre todo al feminismo y al indigenismo.

Ahora, Hester Prynne (Demi Moore), que en el siglo XVII llega a una colonia de puritanos en Massachusetts, meses antes de la llegada de su marido (Robert Duvall), se enamora del joven y apasionado pastor Arthur Dimmesdale (Gary Oldman) y tiene una hija con él, por lo cual (y por negarse a confesar quién es el padre) es encerrada por seis meses en prisión y obligada después a llevar una letra A (de "adúltera") de color escarlata, cosida en el pecho y hasta está a punto de ser colgada por bruja, es pintada casi como una líder feminista: es inteligente, cultísima, independiente, liberal y desprejuiciada, y no le teme a la censura y la reprobación del medio. Demasiado para esa época. 

Y también es demasiado el indigenismo del pastor Dimmesdale, empeñado en una integración pacífica con los indios, con respeto a su cultura, para que pueda florecer en la sociedad puritana y etnocéntrica que pinta. Y demasiado malo es Duvall, en su amor convertido en odio. Como, finalmente, demasiado forzada es la intervención de los indígenas para sacar las castañas del fuego y dar paso al final feliz ideado por el director y el guionista para hacer triunfar el feminismo de la protagonista. 

La Letra Escarlata, como todos los filmes de Joffé, tiene una producción cuidadosísima, en la que desempeña un papel fundamental el espléndido vestuario de Gabriela Pescucci. La fotografía es estupenda, la música se encuadra de maravillas, y Joffé es un maestro de la narración cinematográfica. Pero parece ser una misión imposible conseguir una actuación convincente de Demi Moore desde Propuesta indecente, aún teniendo al lado un maestro como Robert Duvall, que desde luego se roba la película como un "malo" con todas las letras puestas, e incluso Gary Oldman, quien también realiza, sorprendentemente, un buen trabajo.

No es difícil enganchar con La Letra Escarlata, emocionarse y dejarse atrapar por la historia, que en sí es sumamente interesante. Más aún tratándose de un filme de tan buena factura. Por eso uno se pregunta: con tan buenos elementos en mano, ¿qué necesidad había de recurrir a la cursilería?



Jorge Aiguadé 


Diario ABC Color
Domingo 11 de Febrero de 1996
Arte y Espectáculos
La Cámara de Papel
Pág. 47







miércoles, 27 de septiembre de 2017

BASINGER Y MADONNA EROTIZAN EL YGUAZÚ. #LasCriticasDeCineDeJorgeAiguadé


Bueno, el reto es este: Publicar todos los días las críticas de Jorge Aiguadé que tengo archivadas y guardadas desde 1995 hasta el 2000. O sea, publicar una crítica por día. 

Como buena hija de la década del 80', soy una hiper malcriada de los años '90 y el hecho de haber nacido en los '80 me convierte, generacionalmente, en una Xennial. Es decir, una suerte de hibrido entre los últimos pertenecientes a la Generación X y los primeros Millenials. Tengo por seguro que mi generación, así como la X, sabe muy bien de qué hablo cuando menciono el nombre de Aiguadé. Pero la mayoría de los Millenials, y también los nacidos bajo la generación Z, seguro piensan que les estoy hablando en alto valyrio cuando pronuncio la palabra Aiguadé. Y eso me entristece un flash.

Más allá de todo esto, el objetivo concreto de esta entrada es manifestar la importancia de la publicación de las críticas de Jorge Aiguadé mediante este humilde espacio, ya que considero urgente y necesario que las generaciones actuales y futuras sepan que acá en Asunción del Paraguay, durante los '90, en el Diario Abc Color, existió un crítico de cine mega increíble, fabuloso y maestrísimo, a quien leí durante toda mi adolescencia y del cual aprendí todo lo que sé de cine y de cinefilia.


Va la primera de todas las críticas de que vendrán, a fin de que podamos aprender de él, del mejor, del más grande de todos los críticos de cine que tuvimos en el país. El desafío es aprender a hacer crítica de cine leyendo las críticas de Yoda Aiguadé, así como lo llamaban sus compañeros de Arte y Espectáculos.


Y esa es la onda. Que se haga la luz y que viva el cine. 



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LA FUGA (The Getaway). Acción. Estados Unidos. 1993. Dirigida por Roger Ronaldson. Con Alec Baldwin, Kim Basinger, Michael Madsen, Jennifer Tilly y James Woods. Guión de Walter Hill y Amy Jones. Fotografía de Peter Menzies Jr. Música de Mark Isham. En el Cine Yguazú (Colón y Piribebuy).

Una pareja de superladrones, de esos que dominan la alta tecnología y son capaces de hacer cualquier cosa, es contratada por un capomafioso mexicano para sacar de la cárcel americana a su sobrino y llevarlo a México. Pero es traicionada y él cae en manos de la Policía mexicana, por lo que ella se ve obligada a recurrir a otro capomafioso, éste norteamericano, pagando el precio que es de imaginar, a fin de que saque a su marido de las rejas. Ya afuera y en Norteamérica, ambos deben pagar aun otro precio: realizar el gran robo de la caja de un canódromo para el mafioso.

Aquí comienza en realidad la aventura, porque, como el título lo señala, el eje de la historia es la fuga de la pareja con el botín después del robo, pasando mil peripecias, esquivándose no sólo de la Policía, sino de sus compinches del robo que también quieren alzarse con el botín, y los enviados del capomafioso que quieren recuperarlo.

La película es una "remake" de un excelente filme del mismo nombre dirigido por el maestro de la acción violenta Sam Peckinpah en 1974, protagonizada por Steve McQueen y Ali McGraw. Alec Baldwin y Kim Basinger, dos "sex symbols" de Hollywood que forman pareja en la vida real, al parecer decidieron sacar provecho de esta situación y aderezaron algunas escenas eróticas para los protagonistas centrales que ellos encarnan.

El resultado se queda muy por debajo del original, porque aunque recupera algunas excelentes secuencias del filme de Peckinpah, como la caída en el camión de basuras, y sigue el sólido esqueleto central de la acción, el guión muy pronto cae en exageraciones e inverosimilitudes y los personajes pierden coherencia. Además, la historia de las desavenencias de la pareja es pesada y estereotipada, y el erotismo de la Basinger es demasiado artificial para la crudeza de la historia. Con todo, la película está bien narrada, bien hecha, tiene momentos inteligentes y la actuación, sin ser brillante, es aceptable, por lo que puede proporcionar un buen entretenimiento, si las exigencias no son muy altas. 


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JUEGOS PELIGROSOS (Dangerous Game). Drama. Estados Unidos. 1993. Dirección de Abel Ferrara. Con Harvey Keitel, Madonna, James Russo y Nancy Ferrara. Escrita por Nicholas St. John. Fotografía de Ken Kelsh. Música de Joe Delia. En el Yguazú. 

Harvey Keitel (ultravalorizado desde La Lección de Piano) es un actor anticonvencional, capaz de transmitir registros inusuales. Y Juegos Peligrosos es un filme inusual por su argumento y su estilo e inesperado en un director como Ferrara, que nos tiene acostumbrados a sus estilizados retratos de una Nueva York ultraviolenta y criminal, como El Rey de Nueva York (King of New York, 1990) o un Maldito Policía (Bad Lieutenant, 1992, también con Harvey Keitel), y a un comercialismo disimulado detrás de pretensiones artísticas. 

Juegos Peligrosos nos muestra el rodaje de un filme, dirigido por Keitel, sobre una pareja poco tradicional en proceso de separación (Madonna y James Russo). Él quiere seguir con el alcohol, las drogas y la libertad sexual. Ella se ha vuelto religiosa y se quiere alejar de todo eso, incluso de su marido. Pero a medida que transcurre el filme, vemos que la ficción que están rodando comienza a reflejar la vida del director (cuyo matrimonio se desmorona) y la de los propios actores.

Asistimos así a un sorprendente juego del cine dentro del cine, donde ficción y realidad se reflejan como espejos. Pero lo más atractivo de la película es la manera documental y anticonvencional como nos muestra el proceso creativo de director y actores dentro del set, haciendo visibles incluso diferentes matices interpretativos de la misma escena (lo que da pie a un sorprendente trabajo de Madonna que se suma al del extraordinario Keitel). Si la historia es previsible y poco original, el filme la desarrolla con un lenguaje vanguardístico, es convincentemente sincero y aceptablemente profundo.-


Jorge Aiguadé

Diario ABC Color
Domingo, 10 de Setiembre de 1995. 
Arte y Espectáculos
La Cámara de Papel
Pág. 55